viernes, 31 de mayo de 2013

El sentido de los diacríticos

Un acento diacrítico es aquel que sirve para diferenciar dos palabras de igual grafía. Podemos poner como ejemplo el de preposición y el  forma verbal. Los diacríticos siempre han estado ahí en el idioma español, puede que como forma de hacer que los hablantes que transcriben sus pensamientos se tiren de los pelos y se hagan un verdadero lío en la cabeza, pero cumplían su cometido a la perfección siempre que se supiera usarlos. De un tiempo a esta parte, sin embargo, la máxima autoridad de la lengua española, la tan llevada y traída Real Academia Española, RAE para los amigos, parece resuelta a acabar con ellos, no sé sabe muy bien por qué. 

Primero fueron los diacríticos en los pronombres frente a los determinantes (éste y ésta frente a este y esta), dando potestad al hablante para decidir si se acentuaba o no la palabra según hubiera riesgo de confusión entre uno y otro o no. Se siguió el mismo criterio con sólo adverbio y solo adjetivo, siendo obligatoria su acentuación como tal adverbio únicamente en el caso de que hubiera ambigüedad dentro de la oración y el hablante no pudiera saber, si no existiera el acento, si se trataba de un adverbio o un adjetivo (caso realmente peregrino). Ahora directamente acentuar tanto unos como otro se considera un error según la última ortografía publicada. 

Tengo que aclarar, llegados a este punto, que todo lo que la RAE publica es normativo, es decir, va a misa, es lo que se debe hacer, sienta cátedra. Si bien tanto cambio trae a profesores, alumnos y profesionales de la lengua de cabeza (muchas veces tardamos un tiempo en darnos cuenta de que algo ha cambiado y aplicar, en consecuencia, dicho cambio). Además, antes la RAE ponía a disposición en su web los escritos publicados (no solo el diccionario, también la ortografía), ahora, si quieres conocer qué contienen has de comprar el libro y hacer el consiguiente desembolso de dinero.

Me viene a la cabeza un artículo del gran Gabriel García Márquez a razón del debate de transformar la lengua en más fácil para el hablante (http://elpais.com/diario/1997/04/08/cultura/860450416_850215.html) y se me encoge el alma de dolor pensando en que quizás, dentro de unas pocas décadas, la Real Academia Española dará legitimidad al lenguaje SMS como español de verdad, propiamente dicho. Se me ponen los pelos de punta.

¿Cómo quitar un diacrítico basándose en que no hay ambigüedad cuando ni los propios hablantes diferencian una palabra de otra y es por ello que siguen cometiendo ahí la falta? ¿Cómo es que ahora quien comete la falta es quien solía usar el español correctamente?

Por favor, señores académicos, un poco de sensatez y cordura, un poco de coherencia en las decisiones. Que sí, que está muy bien mirar el uso que hacen de la lengua los hablantes y adaptarse a los tiempos eliminando normas arcaicas que carezcan de sentido e incluyendo vocabulario del día a día. Pero lo que aquí nos atañe no es un ejemplo ni de lo primero ni de lo segundo, sino todo lo contrario.